REVIVÍ LOS MEJORES MOMENTOS DE NINÍ, LA HISTORIA QUE TE ACOMPAÑÓ TODAS LAS TARDES

Contador de visitas

lunes, 26 de abril de 2010

El abuelo y la hija menos pensado

Adrián Suar y Florencia Bertotti serán padre e hija embarazada en "Igualita a mí", la comedia que están rodando y que se estrenará en agosto, como el éxito que fue "Un novio para mi mujer".
Adrián Suar salta como un resorte. Le queda un hilo de oxígeno, pero intensifica el rebote. No está bajo los efectos de una sustancia mágica, sino de un narcótico de mayor potencia: la actuación. Juega a ser el John Travolta de un boliche de la Costanera en el que se filma Igualita a mí, filme que protagoniza junto a Florencia Bertotti. Más que viruta, le saca chispas al piso y, entre tanta elasticidad, sorprende con el rol que estrena en ficción: el de abuelo.


Posible "heredera" de Un novio para mi mujer (que en 2008 llegó casi al millón y medio de espectadores), esta película dirigida por Diego Kaplan planta sus cámaras en una disco, templo del bronceado artificial, los bíceps trabajados, el escote pronunciado, la silicona, el jean de calce profundo, el taco aguja y el maquillaje de a kilos.

Más de 100 extras alrededor de la pareja hacen mímica mientras bailan sin música. En un caño, una "mamá" Noel abraza con sus piernas el fierro, mientras los hombres sucumben a tamaña destreza. Ninguno supera los 30. Raros peinados nuevos. Un culto al cuerpo, a la exhibición, al envase nomás. Basta que Suar aparezca para que muchos quieran mostrársele con aspiraciones de "chicos Pol-ka". Como si milagrosamente, él pudiera bendecir a alguno con la varita.

Suar se pone el traje de Fredy, soltero empedernido, cuarentón, incondicional de la noche que a su paso arrastra a cuanta "presa" desea. En su peregrinar nocturno, se cruza una veinteañera más a la que intenta enamorar, pero esta vez hay una traba: la mujer en cuestión es su hija. ¿Incesto? ¿Juego retorcido? "Apenitas el disparador", avisa quien camina los pasillos de la TV desde hace 30 años. "Cuando él tenía todo resuelto y estaba cómodo, su hija viene a ponerlo en su lugar, como a reubicarlo. Ella está embarazada, por lo que, de golpe, él será padre y abuelo", explica.
Una invitación a un rodaje puede convertirse en una espera de cuatro horas, donde una misma escena se repite hasta que todos -incluidos los periodistas- terminan por aprender involuntariamente el libreto. Tras el grito de acción, Suar (Fredy en realidad) se mueve gracioso al son de Jamiroquai. En las entrañas de la pista de la disco, él -obsesionado por la imagen al punto de que tiene colorista personal, el personaje de Claudia Fontán- suda ríos. Está intentando la conquista de otra jovencita para su colección, cuando un amigo le trae en bandeja a dos morochas. Corte. Un técnico le alcanza un minúsculo ventilador de mano.
En el cuerpo de Suar, se sienten más de 40 grados.

Desde su silla de director, Kaplan lanza su carcajada como un reidor pago. Acaba de ver la escena en su monitor y se destornilla con los gags de su protagonista. "Buen síntoma", advierten en el set los productores. El director le explica a Clarín: "El tiene un timing para la comedia genial. No hay muchos en este país con ese timing". Y le tira flores a ella: "Flor es explosiva. Tiene verdad y una sonrisa que debería asegurarla en la misma compañía que Julia Roberts. Se ríe y te ilumina la pantalla".

La ex Floricienta (y ahora ex Niní) tuvo el ojo de la prensa bien cerca hace unas semanas. Enemiga del escándalo, su apellido se escuchó incesantemente en los medios a causa de dos noticias: un posible plagio de Niní (la tira producida por Guido Kaczka y Endemol debió pagar una indemnización a Cris Morena) y una crisis de pareja con Kaczka. Se la nota distendida. Gambetea el tema. Sólo se concentra en darle vida a Aylín, la muchachita que llega desde el El Bolsón para averiguar si entre los tres posibles candidatos a "padre biológico", Fredy, el relacionista público, es el verdadero.

La "investigación" de Aylín arranca con un juego de seducción mínimo para acercarse al sospechoso. "El vínculo padre-hija va creciendo más allá del ADN al que él se va a someter. Hay situaciones de comedia y de mucha soledad de parte de los dos. No es una historia liviana ni demasiado profunda, encontramos un punto intermedio", considera ella mientras pide en un té caliente para mitigar su resfrío.

"Es una comedia que habla de los valores, de la familia, de lo que uno resigna, pero a la vez obtiene a cambio con algunas decisiones", vende Kaplan en un receso. "Tenemos enfrente a un hombre que sale los 365 días del año, de fiesta en fiesta, pasándola bien, y de repente todo cambia. El guión es un relojito. Gracioso, eficaz. Es medio yanqui en algún modo porque ellos tienen a la comedia muy estudiada".

Pese a estar lejos de vivir una situación así, Suar dice que "las cuentas dan perfecto" para ser un "nono" de ficción. Su desafío en esta producción de Patagonik es despegarse de Tenso, ese hombre abrumado por su esposa en Un novio para mi mujer. Probablemente este "loco lindo" de Fredy tenga algo de la picardía de Tenso y hasta de Nielsen de Sin código.

La acción sigue. De fondo, los extras continúan bailando sin música, como flotando, mientras la parejita ensaya su parlamento. Alguno que otro aprovecha para encontrar pareja en la extenuante espera. La comitiva de anónimos hace mímica. Simulan diálogos inexistentes. Sueñan con el día en que Pol-ka o cualquier otra productora los arranque del anonimato. Hay que verlos moverse con tanto empeño sólo para hacer bulto en una escena en la que siquiera saben si la cámara los rescatará medio segundo.
Escena siguiente: entre sillones de pana roja y bolas de luz, Fredy saca a relucir su innegable capacidad para la dialéctica. Tiene enfrente a una chica 20 años menor y le elogia el lunar. Corte, momento de verse en pantalla y vuelta al ruedo: a Suar no le gusta la toma. "Tengo que levantar más al personaje. Unos segundos, por favor, que voy a tunearlo", comenta gracioso. Un par de técnicos aplaude la frase.

El estreno de Igualita... está previsto para agosto. Como curiosidad, sobresale el hecho de que apenas tres actores de renombre conforman el elenco (la parejita más Fontán), aunque participan más de 60. A Suar le buscaron -casting mediante- un "doble adolescente" para que interprete a Fredy dos décadas atrás. Además, le oscurecieron el cabello. Griselda Siciliani, su novia, es una de las visitas más frecuentes en el set.
"Sabía desde un comienzo que con Flor íbamos a tener empatía. Nos da mucha alegría el encuentro en pantalla y esa alegría la va a notar el público", promete el hombre que de tanto en tanto juguetea con el cine mientras toma las riendas de buena parte de la televisión.«

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog